¿Sabes
que es una línea de crédito y cuándo puedes pedirla? Una
línea de crédito puede definirse como aquella cantidad de dinero que el banco pone a disposición de un cliente, quien puede usarla de forma completa o en parte dentro de un periodo de tiempo que puede ser de un año. El banco depositará una cantidad en una cuenta y cobrará un interés por la cantidad de dinero que se use. El cliente estará pagando por el número de días que disponga de la cuenta abierta, además de costear los intereses.
La idea de este modo de financiarse es que ese saldo te permita ir afrontando los pagos que debas hacer a corto plazo. Es una gran ayuda que da tranquilidad en ciertos momentos de un negocio.
Por eso, dos de las ventajas que ofrece este tipo de financiación son:
- Flexibilidad: El cliente tendrá el dinero cuando lo necesite y quiera, y también puede establecer la cantidad que mejor le convenga sin superar el límite pactado con el banco.
- Facilidad: Se trata como si fuera una cuenta corriente. El banco deposita el dinero en una cuenta que el cliente puede gestionar de manera sencilla.
Qué diferencia hay con un préstamo
Ambos productos son vías para conseguir financiación, pero tienen importantes diferencias que debes conocer, sobre todo a la hora de elegir uno u otro. Es importante analizar bien la cantidad de dinero que necesitas, saber cuándo deberás disponer de él y el tiempo que has de tenerlo para elegir la mejor opción. Algunas de las diferencias que destacamos son:
- La recepción del dinero: Con el préstamo obtendrás el dinero al principio. En la línea de crédito podrás solicitarlo conforme lo vayas necesitando.
- En el caso del préstamo, el banco te da el dinero al completo y tú deberás devolverlo al final del plazo o con pagos pactados previamente. En esta devolución se incluyen tanto el dinero como los intereses devengados. En una línea de crédito, el banco coloca el saldo en una cuenta y tú tienes disponibilidad de esa cuenta y de ese dinero para usarlo como quieras. Puedes usarlo todo o en parte, aunque solo hasta el vencimiento. En ese momento, la cuenta debe tener el mismo saldo con que el banco te la dejó. En el plazo en el que está abierta la línea de crédito, el banco cobra comisiones según el saldo que hayas tomado y el tiempo.
- Los préstamos no se renuevan y se pagan en el plazo acordado hasta que la deuda queda saldada. La línea de crédito puede renovarse una vez finalizado el plazo.
- En la línea de crédito vas pagando un interés, generalmente más pequeño, por el saldo que el banco ha puesto en tu nombre, y otro interés más alto que solo se paga cuando se usa el dinero. En los préstamos pagarás intereses del montante total.
- Los tipos de interés son más altos en las líneas de crédito que en los préstamos.
- Normalmente, quienes solicitan líneas de crédito son autónomos y pequeñas y medianas empresas, que suelen utilizarlos para cubrir necesidades puntuales de liquidez. Sin embargo, los préstamos sirven para la adquisición de bienes de alto valor o financiar inversiones a largo plazo.
¿Por qué usar una línea de crédito?
Como has podido ver, el uso de este método de financiación ayuda en momentos puntuales de carencias para afrontar las deudas y pagos. Por eso, es muy utilizado por empresas para gestionar la tesorería, como el pago de sueldos, el pago a proveedores, afrontar gastos imprevistos... Por eso, es solo aconsejable recurrir a él en esos casos de desfase en la tesorería.